Conociendo Arequipa

Ya al otro día, 09-01-08. Los chicos amanecieron tempranito. Dice que se fueron a desayunar y se toparon con uno de los grandes problemas de la cultura peruana. Dice que estuvieron como dos horas para servirles el desayuno. Después fueron a lavar ropa. Y cuando llegaron a la Plaza de Armas, era un mundo de gente. Fue en ese momento donde contrataron a un par de taxis para que los llevara a recorrer la ciudad, tal como habían hecho en Tacna. Conocieron unos lugares increíbles, los paisajes son hermosos. Ya llegando al medio día, no tuvieron mejor idea que ir a un súper, y comprar todos los elementos necesarios para comer unos sándwich tirados en la plaza llena de gente. Les paso de todo en esa plaza. Desde encontrarse con un predicador que hablo por mas de dos horas, hasta que los invadieran las palomas y forzaran al Jo y el Luchi a
espantarlas…jejej la gente los miraba a esos dos pobres tontos sin entender que hacian. Después de todo eso comenzaron la caminata de regreso al hostel. Pero fue en esa ciudad, Arequipa, donde comenzaron a sufrir lo que todo el mundo denomina, Temporada de Lluvia. Los agarro un furioso chaparrón que los baño y obligo a comprarse unos ponchos muy estéticos por cierto. Llegaron al hostel con hambre y todos re mojados. A todo esto, en la lavandería se equivocaron de bolsas, así que se les perdió parte de la ropa y encontraron otro par.
Estos mochileros no tuvieron mejor idea que comprar dos pollos con fritas y comerlos arriba de una cama de dos plaza. Me imagino que eso debe haber sido un enchastre por donde se lo viera. Jajaja…me rió antes de contarles. Esa noche, Gaston, tan chiquito él. Estaba comiendo sentado sobre una mesita de luz. Y que una vez que dijo, no como más. Dice que esa mesita se desplomo, se partió en cien pedazos. Como hicieron ni ellos sabe, pero mas o menos unieron las partes y parecía que no había pasado nada…jajajja.
Por la noche, los hombres quisieron salir de joda. Caminaron por las calles sin encontrar nada. Solo una pasadita por un casino. Pero cuando ya volvían sin encontrar los boliches arequipeños, se dieron con una escalerita que subía baya uno a saber donde. Pero que se oía música de fondo. Dice que entraron ahí, y no existen palabras para describir lo que era ese lugar, ellos lo describieron algo así como una bailanta para gente mayor. La gente que había en ese lugar no era de lo más agradable. Dicen que no se pueden sacar de la cabeza la imagen de un señor un tanto mayor con su buena panza dentro de una campera roja, bailando con una señora que dejaba mucho que desear. No solo eso, cuando los chicos quisieron pedir unos tragos, el mozo nunca termino de entender cuantos tragos eran. Todos pidieron el mismo trago y no eran más que cuatro jóvenes. Pero el mozo pregunto una y otra vez cuantos tragos eran los que habían pedido. Los chicos nunca entendieron la complicación de la situación, pero el pobre mozo nunca entendió que tenia que llevarles cuatro vasos de mojito. La noche arequipeña dejaba mucho que desear.