
Ya por suerte habían resuelto ese problema. Lo único que les aconsejaron que tipo 12:30 hs fueran a cruzar la frontera por que el trámite era bastante lento. Pero les quedaban dos horas para recorrer Villazon, que estaba dentro de
lo previsto ya que les habían dicho que era muy barato para comprar las ultimas boludeces del viaje. Dicho y hecho, dicen los chicos que era más que barato. Que no les daban las manos para comprar ropa y los últimos regalitos que pensaban traer. Para colmo, ya tenían los pasajes hasta Córdoba, así que podían gastar sin cuidado. Ya cerca de las 12:10 los chicos agarraron sus cosas y se fueron para el lado de la frontera. Que es increíble pensar que dos países están separados únicamente por un puente. Del lado boliviano, dicen que no tuvieron ningún problema para cruzar la frontera, el problema lo tuvieron en el lado argentino. No saben por que, el tramite empezó a demorarse y cuando se dieron cuenta eran las 13:45 y todavía estaban en la frontera.


No saben ni como ni por que, un policía les pidió los pasaportes y los hizo pasar.
Ya caminando por las calles de la Quiaca, tierra Argentina, todo se veía distinto. Después de casi un mes, volvían a ver un cartel que decía “PANADERIA”. A partir de

Así fue, a las 14:35 hs se encontraban viajando rumbo a Córdoba comiendo unos sándwich de paleta arriba de un colectivo relativamente cómodo. Cuando consiguieron tranquilizarse, los tres se pegaron una siestita. Valla uno a saber por que a eso de las 17:10 hs se despertó Luciano y se bajo a fumar un pucho,


antes también pararon en la Terminal de S.S. de Jujuy. Finalmente llegaron como a las 21hs a la ciudad de Güemes y tenían que hacer un trasbordo a las 22hs. Pero como estaban en Argentina, obviamente lo hicieron a las 23hs. Ya no les importaba nada, total sabían que estaban muy cerca de Córdoba.

A todo esto, ellos sabían que un para de los chicos, estaban en Salta nuevamente en la casa de Bruno, y que los varones, Guillote y Andrés, habían seguido derecho hacia Córdoba.
Esa noche cenaron en el colectivo, les dieron unos sandwichitos. De todos modos les costo dormir en el colectivo, estaban tan ansiosos que no podían dormir. Comenzaron a hablar de todo lo que les había pasado en el viaje. La verdad que todavía hoy no terminan de entender lo que habían vivido en ese viaje.
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