26 de mayo de 2008

Conociendo Salta I

Entre mates que van y que vienen, el 02-01-08 a las 9:30 hs, ya cada uno con sus mochilotas, intentaron llegar a la casa de un anfitrión que los esperaba en Salta, llamado Bruno, que solo Pauli conocía. Se dividieron de a tres en los taxis, para poder a llegar a la casa de Bruno. Las crónicas dicen que solo el taxi en el que viajaban, el Jo, Luchi, y Gastón, dio un par de vueltas de mas por la ciudad. La única duda que queda es si fue por portación de rostros o porque los chicos estos son un tanto especial.
Una vez que llegaron a la casa (por no decir, invadieron) de Bruno (Brunito, de Salta) en donde los atendieron muy pero muy bien, tanto Brunito como toda su familia. Los hombres del grupo se fueron a buscar un hostel donde a dormir, ya que las mujeres, sin nada de pudor, invadieron la casa de esa gente tan amable pero que nadie conocía además de Pauli.
Fue ese el momento en el que los Hombrea encontraron el “Prismate” Hostel internacional (con su correspondiente pronunciación) que traducido no significaba mas que “Hostel para Pobres”.
Ya llegando al medio día, Brunito guío a todos esos chicos a una casa de comidas típicas de Salta. El único detalle que omitió Bruno al invitarlos a comer a la “Casa de la Empanada” fue comentarle al grupo de chicos que había que caminar unas 30 cuadras a pleno rayo del sol, pero esos son detalles. Fue en ese momento, en que uno de los chicos del grupo, no tuvo mejor idea que comentar, “Es psicológico, el calor es psicológico”, el resto del grupo se dio vuelta riendo, sin saber que era el comienzo de la tortura más grande de todo el viaje, la honorable frase “es PSICOLOGICO…”
Después de comer de todo un poco, empanada, humitas, y algo muy picante, el grupo se dio cuenta que había que volver a caminar las 30 cuadras para volver a lo de Bruno. En ese momento, nadie lo comento, pero empezaban a darse cuenta que iban a caminar mas de lo que pensaban a lo largo de todo el viaje. Cuando llegaron a lo de Bruno algunos decidieron acostarse a dormir la siesta, comenzando a acusar el cansancio de la noche no dormida en el colectivo Córdoba-Salta.
Mientras algunos dormían, Bruno, Pauli, José, Flor y Gastón se fueron a conocer San Lorenzo, una pequeña comunidad cercana a Salta. En ese lugar los chicos comenzaron a notar que verdaderamente los paisajes ya eran distintos a los que estaban acostumbrados a ver, en el medio de las montañas llenas de vegetación. La verdad que los chicos que fueron conocieron un lugar que estaba buenísimo, lastima que el río estaba un poco frió, pero ese no fue un impedimento para que armaran su jacuzzi y se metieran a disfrutar.
Ya de regreso a la casa de Bruno, los chicos se enteraron que tenían un asado en la casa de una señorita, valla uno a saber quien, pero era bastante lejos y era difícil que después pudieran ir a bailar a algún boliche. Los chicos fueron al asado, pero no muy convencido. Para ir al asado, los chicos se tuvieron que separar en un par de autos de los amigos de Brunos. Quien me contó esta historia, dice, que viajaba en el auto de un tal Cesar (Niño bomba, te v´amos a quemar todo, de Salta). Cesar, era el conductor y tenia muy poca idea de donde era el asado. De repente comenzaron a meterse en el medio del campo, en una noche muy oscura, quienes iban en ese auto eran, el Jo, las Bringas, Gastón y el nono del Guille. La cara de los chicos comenzaba a ponerse tensas ya que nadie sabía adonde estaban, y estaban en el medio de la nada misma. De repente, se detuvieron
en frente de una casa, donde había un par de mujeres solas. Si, ese era el lugar indicado para el asado. Los chicos pensaron, que era una joda. Cuando comenzaron a recorrer la casa, se encontraron con de todo. Cuando digo de todo es de todo. Bajo una galería empezaba todo con un metegol, dentro del quincho, mesa de ping pong y pool. A las oscuras se vislumbraba una cancha de fútbol y
otra de padle. Los chicos comenzaban a no entender nada. Y eso que todavía faltaba lo mejor. Cuando se descuidaron, este grupo de amigos, se encontró, en una casa en el medio de la nada, comiendo un asado, con un grupo de gente que no conocía, en una casa que estaba buenísima. Y todavía no les conté lo mejor de esa noche. A la excelente casa no le podía faltar una hermosa pileta, como para decorar una noche excelente.

Nadie se animo a contarme el final de esa noche. Solo me comentaron que quedo en la memoria de cada una de las personas que estuvieron ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Según la versión que me llegó a mi, el viaje con Cesar fue mucho peor de lo que se cuenta aca, no solo eso fue peor que cualquier viaje, no solo era un conductor digno de muy poca (nada) confianza, tampoco sabia donde quedaba, y lo peor de todo era que estaban perdidos en el medio de la nada a punto de quedarse sin nafta. Incluso algún desconfiado pensó que ese pibe los estaba llevando a perder, secuestrar, o algo de eso. En el viaje de vuelta el intrepido conductor no perdono ninguna lomada, las agarro todas.
Tambien me llego el comentario de que los chicos al volver al hostel se encontraron con que éste estaba cerrado y no había quien abra la puerta (el empleado estaba dormido en un sillon) y que la decision inmediata fue que tenian que abrir la puerta antes que llegue menzio, salvo que quieran tener que pagar los costos de una puerta o ventana ni bien comenzaba el viaje.
De esa noche también me llego un comentario muy interesante, pero no lo cuento porque no quiero dejar en bolas a nadie.